Se
ha dicho hasta la saciedad en estas líneas que lo ideal para alguien que hace
música, y cualquier arte en general, es conseguir un sonido característico que
haga que la obra propia sea reconocible aún a pesar de percibirse las
influencias de otros en la misma. Aquello venían dibujando ya desde “La Danza
de los Marginados”, su primer disco del año 2010, LOS DESECHADOS, banda de punk
rock oriunda de la ciudad de Copiapó, Chile, que a través de sus guitarras
aceleradas y canciones cargada de potencia venían definiendo ya lo que termina
por decantar en su sonido actual plasmado en el disco “ORGULLO MALDITO DE
GUERRA” que vio la luz el 2014 y que los tiene sonando de la manera que lo
hacen ahora. Lo curioso es que en su material anterior las canciones son todas
muy parecidas entre sí, pero no se percibe totalmente una identidad y un sonido
característico. En “ORGULLO MALDITO DE GUERRA”, en cambio, hay quiebres y
matices, pero todos parecen obedecer a una idea musical única que tiñe toda la
placa con un aire particular.
El
disco abre “Intro”, un semi instrumental que ya sienta las bases de lo que será
el nuevo trabajo de la banda. Y es que la virtud central de su sonido, sembrada
en su primer material y cosechada en el presente, está en saber amalgamar el
sonido del punk rock setentero británico tradicional y el del punk ibérico de
los ochentas, principales pivotes que la escena local de punk rock local suele recoger
como influencia. Lo que hacen LOS DESECHADOS es tomar ambas vertientes y
redefinirlas en un sonido a la medida de ell@s mism@s. Puede apreciarse en la
sentida “Cristales Rotos”, en la burlesca “Paxanga Obrera” que dice unas
cuantas verdades sobre la vida de la clase trabajadora, en “Puta Realidad” y
sobre todo en “Tukarpaka”, una canción en donde hay un apropiadísimo relevo a
la voz cantante principal y que podría tomarse como la tarjeta de presentación
de la banda. Si hay una manera de mostrar cómo es el sonido de LOS DESECHADOS
es con este corte. Una maravillosa pieza de punk rock y actitud, pegajosa y con
pasta de sencillo promocional.
Sin
embargo, como se reparaba, el disco es rico en quiebres y matices tanto de
sonoridad como de ritmo. “Vertedero”, canción que dispara directo contra el
Vaticano y el fanatismo religioso, tiene un inicio lento, oscuro, casi
arrastrado, que repentinamente una acelerada línea de bajo es la encargada de
acelerar. Una pieza que sumerge a la banda en otras sonoridades pero que a la
vez reafirma la idea de un sonido propio en donde esto también forma parte del
mismo. “No U.S.A”, canción cuya temática resulta fácil adivinar, también suena
innovadora por el espiral riff con el que comienza y la forma en la que está
construida la pirámide de guitarras que van armando la pieza. Sin embargo, es
la canción que cierra el disco donde se ve de mejor manera el avance y
crecimiento de la banda. “Carta suicida” es un tema oscuro, con unas letras que
recuerdan al BBS Paranoicos de la época del “Fábricas Mágicas”, de ritmo
acelerado y que exuda angustia. Es aquí donde el tándem de guitarras muestra
sus momentos más brillantes y que van pavimentando el camino hacia el clímax de
la canción en donde entran los juegos de voces consiguiendo un crescendo
sencillamente espectacular y dramático que finalmente termina por desvanecerse
en un fadeout que se pierde en el
viento. Memorable.
En
cerca de treinta minutos y doce canciones, diez propias y dos referidas a la
banda Acércate Muerto, LOS DESECHADOS demuestran que ni la distancia con la
capital ni las dificultades que muchas veces coloca ser parte de la escena
under son impedimento para hacer un trabajo serio y bien planteado. Una
recurrente discusión en el mundo del punk rock gira en torno a si importa o no
sonar bien. Muchos creen que no. Que la desprolijidad es parte del asunto. Sin
embargo, muchas veces esa desprolijidad no es un manifiesto de algo, no forma
parte del ideario y no se dice nada con ella, sino que simplemente obedece a
mediocridad. Prueba de ello son trabajos como estos que, de manera completamente
autogestionada, salen a luchar de igual a igual en términos de calidad musical
y sonora con otros proyectos financiados por entes externos. El resultado salta
a la vista. Se puede estar fuera del sistema y a la vez hacer las cosas bien.
Gracias a LOS DESECHADOS y su maldito orgullo de guerra por recordárnoslo.
Descarga el disco aquí.
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