“Vamos
a necesitar buena música”. La frase se coloca entre comillas para dar contexto
al momento en que se realiza esta reseña. El mundo atraviesa por una pandemia
en donde un virus ha asolado prácticamente a todo el planeta, contagiando a
muchos miles de seres humanos, y por desgracia, también matando a tantos otros
miles. Cuando después todo haya pasado y esto no sea más que un recuerdo del
que aprender, leer esta introducción será precisamente parte de ese
recordatorio: la música nos hace más llevaderos los momentos complejos. Y al
repasar este material, eso queda de manifiesto. Porque la escucha de “METAMIZOL”
de SONDEI puede hacer que un mal momento sea algo más llevadero, gracias al
elegante sonido pop rock acústico, interpretado con una particular
sensibilidad, lo que tiñe al material de un aura especial, más que apropiada
para situaciones como la que se describe.
Entrando
en materia, “METAMIZOL” es el breve debut musical de SONDEI, anteriormente
denominado DÍA DE SOL, proyecto solista que también funciona como banda, en
propias palabras del músico detrás del mismo, Cristián Arroyo. El cantautor,
como se decía, ofrece una propuesta de pop rock acústico y es oriundo de
Concepción, algo que se le nota. Primero, porque el material es de una altísima
calidad en todo sentido, desde el nivel compositivo hasta la brillante
ejecución y producción, ¿qué comerán o respirarán en Concepción que son tan
buenos para hacer música?, y porque también resultan visibles las influencias
de grandes nombres salidos de aquella ciudad, nombres como LOS BUNKERS y, por
supuesto, LOS TRES. Hay un sello autoral propio, cosa notable en un trabajo
debut, lo que demuestra que el artista tras la propuesta tiene cierto bagaje
musical, pero no puede dejar de sonar como un disco penquista, con todo lo que
eso implica, cuestión que solo contribuye a darle mayor valor agregado al
trabajo, un orgullo más de la sureña ciudad cuna de una parte importante de la
buena música de estos lados en el último tiempo.
Se trata
de un trabajo de cinco canciones que inicia con “Los que luchan”, donde ya el
influjo Concepción se hace presente. Con una letra denunciando graves
injusticias sociales, la canción avanza en una progresión de acordes que
recuerda al “Déjate Caer” de LOS TRES y cuando todo parece ir en ese sentido,
una guitarra que perfectamente pudo ser de alguno de los hermanos Durán de LOS
BUNKERS amalgama las melodías en una canción elegante y con contenido, punto
más alto del disco y con pasta de corte promocional. Le sigue “Jony”, una dulce
balada que si bien incurre en una estructura de acordes algo trillada, la
elegante letra y la pasión de la voz cantante, junto a unos cuidados arreglos,
la hacen salir airosa de un trámite que en manos más inexpertas devendría en algo
predecible y olvidable. Otro punto alto es “Que no callen tus sueños”, que con
una marchosa base rítmica de bajo y batería como soporte, construye elegantes
juegos de guitarra acústica hasta llegar a un coro que recuerda a “Que no
destrocen tu vida” de LOS PRISIONEROS, aunque con un toque muy autoral y
propio. Cierra la placa “Caminar hacia adentro”, una lánguida canción colmada
de introspección y nostalgia, con una larga salida instrumental, etérea y
cándida, pero también triste y melancólica, apropiado punto de término a un
disco que en poco más de diez minutos consigue mostrar las credenciales
artísticas del proyecto.
Son
tiempos extraños los que corren al momento en que esta reseña es realizada.
Porque las sensaciones no son las mejores, y afloran miedos, incertidumbres y
angustias por no saber qué es lo que vendrá. Sin embargo, con piezas como “METAMIZOL”
de SONDEI se puede llegar a pasar un momento agradable, con letras que de igual
manera critican lo que debe ser criticado y ensalzan con belleza lo que vale la
pena. Porque siempre hay cosas que valdrán la pena, aunque a momentos parezca
que no. Este trabajo es más que recomendado para volver a experimentar eso en
días complejos. Como se anunciaba, vamos a necesitar buena música; lo bueno es
que sigue habiéndola.