Algo
que se dice de manera recurrente, llegando al punto del cliché, es que no se
debe juzgar un libro por su portada. Se menciona esto porque ya por el solo
nombre que ostenta esta banda podría pensarse, sobre todo si se considera
además que su género es el punk y todo lo que el prejuicio sobre eso puede
conllevar, que las cosas no van muy en serio. Y más allá de que puede haber
gente que considere ofensivo el nombre de la banda, cosa muy legítima aunque
eso es tema de otro debate, el asunto es que para muchos eso no daría a pensar de buenas a primeras que tras
“PRINCIPIO DE LA FUERZA” pueda encontrarse lo que realmente contiene.
Se trata del segundo disco de la
agrupación, tras “TARROTERAPIA” (2014), y se trata de esas bandas con las que
uno se encuentra de manera constante en tocatas, que a punta de esfuerzo y
perseverancia, a veces de abrir fechas y tocar ante públicos no tan numerosos, y
a no bajar los brazos han conseguido abrirse un espacio en donde la alarmante
falta de recambio en los nombres llamados a tomar la posta de los cabeza de
serie augura muchas veces un futuro no tan alentador. Y no por falta de buenas
bandas, que las hay como esta y tantas otras, pero que muchas veces no tienen la
respuesta merecida de parte de un público que por un lado exige la apertura de
espacios a nuevos nombres en las redes sociales, pero al momento de la tocata
solo llegan cuando aparecen esos viejos estandartes de los que dicen estar
aburridos.
En
el sonido del disco no hay concesiones en ningún momento. Se trata de una placa
compacta y breve de punk en todas sus variantes, desde ritmos cercanos al
hardcore acelerado hasta momentos ramonescos en donde el tempo se acerca más al
punk rock algo más reposado, pero en donde la tónica va marcada por guitarras
potentes que interactúan muy bien entre sí, una voz intensa y afilada, y
temáticas recurrentes dentro del género como lo son las denuncias sociales y
los llamados a remecer consciencias. Destacan “Presa fácil” en donde las
guitarras suenan como motosierras sónicas y la batería parece sacada de un disco de hardccore ochentero, “Fracturas” que deja entrever el lado más
marchoso de la banda, con un punk rock certero, donde la primera guitarra aporta
elegancia y da el toque preciso a la pieza, o la oscura introspección de “Al
vacío” que mantiene la potencia y la velocidad aunque tratando temas un poco
más íntimos y reflexivos, que, guardando las proporciones, recuerda un poco a
los BBS PARANOICOS del “FÁBRICAS MÁGICAS”. El disco se cierra de manera
brillante con “Sácate una pilsen”, apropiada reversión de “Bonzo goes to
Bitburg” de THE RAMONES, aunque con una letra más cercana a la realidad
cotidiana local.
Otra
extraordinaria banda que sorprende con este tremendo material, compacto,
preciso, pero a la vez variado y lleno de matices. Un disco cuya escucha se
recomienda encarecidamente, pero también su compra en formato físico, y la
asistencia a las tocatas, no pedir pasar por menos del valor de la entrada en las
mismas, no exigir que los discos tengan que ser siempre gratuitos y, en fin, que
se aprecie la escena y a sus bandas. Porque con reclamar que están los mismos
de siempre y cumplir el canon requerido por la corrección en redes sociales no
basta. Es necesario un apoyo concreto y real. Es la única forma en que
experiencias como lo es escuchar esta placa podrán seguirse dando en el tiempo.