jueves, 15 de diciembre de 2016

Valium – “Nuestro Lugar” (2015)

       Por desgracia, en el mundo actual, cuajado de situaciones en que la corrupción coloca en ventaja posicional a personajes que no tienen ninguna vergüenza en hacer lo que sea para asegurar su situación de poder, el trabajo duro no siempre garantiza éxito y buenos resultados. Sin embargo, en muchos casos ayuda, sobre todo si va de la mano de honestidad y dedicación. Es eso lo que podría decirse de VALIUM, una de las bandas que se ha erigido como punto visible dentro de la escena de hardcore punk melódico en el medio local y que, sin duda, ha tenido un devenir movido y gratificante en el último tiempo. Este 2016 formaron parte del prestigioso festival Rockout, que los llevó a compartir escena con bandas de la talla de The Offspring y Dead Kennedys, formaron parte del memorable tributo a BBS Paranoicos titulado “PARANOIA COLECTIVA” y el año recién pasado editaron “NUESTRO LUGAR”, placa que viene a ser la sucesora de su anterior trabajo, “INDESCENTE” (2012), en donde sin perder la senda, demuestran que todo lo que han conseguido no es sino producto de dejarse las manos tocando para así conseguir el sonido que ostentan.

       Se trata de un disco rápido y breve, apenas supera los veinticinco minutos, acelerado, como ir sobre un skate, y que en catorce canciones deja claros los pergaminos de una banda que ya ha encontrado la manera en que quiere sonar, lo que se percibe claramente por la seguridad con que eso empapa el material. Los fuegos se abren con “Brazos Cruzados”, una pieza memorable y potente, con un apropiado mensaje que llama a no quedarse estancado en la apatía, aunque siempre con esa altura de miras de quien sabe que el fracaso siempre es una opción, algo que da la escuela de hacer punk rock en los tiempos actuales, con todo lo que eso implica. Desde ahí, el disco fluye con un sonido natural y afiatado, en donde las influencias se perciben claramente, desde Millencolin hasta Bad Religion con escala en NOFX, aunque tampoco se percibe que se trate de una copia o imitación, algo bastante frecuente en géneros musicales de esta naturaleza.

       Puntos altos hay varios. Destaca el cariño a la actividad de la que versa la canción en “En Movimiento”, la rabia que destila “Enemigos”, la particular cadencia y ritmo de la pieza que le da título al disco, la potencia del single promocional de la placa “Una vez más” y “Pixelado”, la canción más larga y compleja de la placa, un manifiesto de la postura de la banda que ya no tiene ese temor a salir de la zona de confort y por tanto atreverse a hacer cosas nuevas. Con diferentes ritmos, quiebres, un interesantísimo trabajo en el bajo y una letra inteligente, es un extraordinario fresco de qué es lo que Valium está haciendo en la actualidad. Si bien no es una canción perfecta, hay algunos detalles de afinación en las voces y las armonías entre estas, es una apuesta que en su mayor parte rinde frutos y solo aumenta las credenciales de la banda, demostrando de paso que punk no es sinónimo ni de mediocridad ni de música monótona o toda igual, llevando su fórmula a nuevas tesituras que siempre son agradecidas.

       Se decía que en los tiempos actuales, en que la corrupción hace que muchos que no lo merezcan estén en situaciones de privilegio, el solo partirse el lomo trabajando no es garantía de nada. Sin embargo, el talento y las ganas, unidas a la perseverancia y el nunca bajar los brazos, de cuando en cuando hacen que la justicia mire hacia donde no suele hacerlo y premie el esfuerzo honesto, como sucede con el caso de VALIUM. Probablemente todavía falte mucho para la consagración definitiva, si es que eso acaso ocurre considerando una escena con un público integrado por una no despreciable cantidad de gente bruta que por distintas razones cree que la música no puede ser un trabajo y que los músicos no merece retribución alguna, por lo mismo, puede que la banda ni siquiera esté esperando que eso ocurra, pero lo que se percibe en “NUESTRO LUGAR” VALIUM es una banda que ya no toca solo por diversión. Puede que los músicos se sigan divirtiendo, ojalá nunca dejen de hacerlo, pero ya no suena a que sea un simple juego. “NUESTRO LUGAR” va en serio. Tal vez eso explique todo lo que han conseguido este año. Ojalá vayan por más.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Varios artistas - "Paranoia Colectiva" (2016)

       Una manera efectiva de apreciar el influjo de un artista es analizar la manera en que su obra no solo es repasada sino que reversionada. Esto es particularmente efectivo en la música, en donde mientras más gente en garajes, pubs, salas de clase y habitaciones colmadas de posters interpreta sus canciones, mayor peso específico puede decirse que tiene tal banda o artista. Sin embargo, si junto a este inorgánico homenaje hecho por fans y seguidores, viene además el ejercicio de la mano de colegas de oficio, se está ante alguien que ha logrado trascender de una manera distinta, especial, no tan frecuente de ver y que por tanto merece atención particular. Es el caso, por cierto, de BBS PARANOICOS, banda que conmemora nada menos que veinticinco años de trayectoria, que con los años se ha erigido como uno de los tres cabezas de serie de la escena punk local, junto a FISKALES AD-HOK y LOS MISERABLES, y que suena más afiatada y certera que nunca. Prueba de ello es su más reciente material de estudio, “CRUCES” (2014), y su influencia queda más que patente en este extenso homenaje de nada menos que veintiséis bandas de distintas nacionalidades que rinden tributo a la carrera de lo que a estas alturas es una verdadera institución no solo dentro del punk sino que del rock local.

       Las canciones que integran la placa pueden dividirse en dos grandes grupos. Por un lado están los artistas que cultivan un género musical más cercano a lo que plantea BBS PARANOICOS y por ahí no hay grandes sorpresas, aunque eso no quiere decir que no haya puntos altos y momentos memorables. Junto a nombres esperables como los mismos FISKALES AD-HOK, que se encargan del himno “Mentira”, y MACHUCA, que aporta con “El Regreso”, destaca gente como SIN PERDÓN con una sentida versión de “Como una sombra”, VALIUM con una energética propuesta para “Imperfecto”, SHAILA que se inscribe con un clásico como “La Rabia” y los siempre brillantes JUGUETENFERMO con una deconstrucción en que dejan a su propia medida un clásico como “Tan lejos”. Sin embargo, es en el aporte de artistas que si bien cultivan el punk y los géneros afines, no suenan como BBS PARANOICOS en donde puede encontrarse lo que se erige como el real propósito de este trabajo: probar que la música de la banda excede a sus propios límites. Desde ahí, escuchar a CURASBÚN reinventando “Tanto insistir” desde el street punk es una bocanada de aire fresco y un acierto. En el mismo sentido, el festivo ska de PATOCARLOS redefiniendo el sentido de “Cambia el tiempo” o incluso la gente de NUCLEAR, uno de los estandartes de thrash metal local, acelerando aún más algo como “Libertad condicionada” son cosas que sorprenden de grata manera y hacen que un homenaje que podía haber sido un predecible compendio de nombres y versiones esperables se transforme en el tremendo testimonio que es “PARANOIA COLECTIVA”.

       Conteste con la idea anterior, es en el otro grupo de artistas participantes donde pueden encontrarse los puntos que más resaltan en el disco: aquellos músicos que no solo no cultivan el género musical de BBS PARANOICOS, sino que incluso se dedican a algo completamente distinto. Sorprende así escuchar a SINERGIA participando con una canción tan icónica como “Ausencia” y que a la vez no deja de sonar como una canción de SINERGIA. En el mismo sentido, grato es encontrarse a gente como PANCHO FOLK con una sentida versión de “Conservé la calma” embellecida con su característico timbre vocal y su rasgueo rabioso, a MARTÍN POBLETE con una elegante propuesta para “Calla y espera” que recuerda a la banda sonora del mejor spaghetti western o el rock oscuro y arrastrado de 9 CÍRCULOS que aporta una nueva vuelta de tuerca para “Piensa en algo”. Es en estas interpretaciones, cada una construida desde el género musical y la particular visión de cada participante, que se confirma la idea antes esbozada. Las canciones que a lo largo de los años BBS PARANOICOS ha colocado en el inconsciente colectivo son piezas que exceden a su propia existencia, que han influido en mucha más gente que la que va a regularmente a sus tocatas y que por lo mismo pueden ser vistas de una multiplicidad de ángulos y texturas. Aquello no es sino coherente con la postura misma de BBS PARANOICOS que desde siempre ha abogado por una apertura mental en términos musicales, por no cerrarse solo a ciertos estilos y por permearse de la mayor cantidad de influencias y estímulos desde distintas instancias, para así enriquecer la paleta sonora y hacer más y mejor música. Icónico de lo anterior es que uno de los mejores cortes del disco, la versión en clave de indie pop discotequero que hace la banda NUEVA ALBA de la canción “Domingo”, sea a la vez la que más ruido ha generado en cierto grupo de gente que insiste en que solo escucha a BBS PARANOICOS hasta determinado disco, refiriéndose a lo que la banda hizo después en epítetos que no vale la pena mencionar. No hay mejor manera de probar un punto que dejando de manifiesto a grupos obtusos de mente. No se trata de cuestionar el gusto de nadie, todo pasa por la actitud que se tiene ante lo que no gusta, muchas veces simplemente porque no se conoce.

       Un trabajo sólido, macizo, variopinto y muy bien equilibrado, de excelente calidad en la producción y con el que se dejan varias cosas claras, “PARANOIA COLECTIVA” se erige como un merecido homenaje a unos viejos estandartes que estaban para esto y mucho más. Tal vez como único punto flaco pueda mencionarse que se echaron de menos algunos nombres y otros que sí estuvieron presentes tal vez no estuvieron tan a la altura de las circunstancias, pero sin duda que la placa será un objeto que envejecerá bien y que marca un antes y un después en la carrera de esta longeva banda como lo es BBS PARANOICOS. Cuando ya se reciben este tipo de homenajes se pasa a estar en una categoría distinta. Es algo que suele ocurrirle a bandas legendarias, muchas veces integradas por personajes que ya no están. Pero eso es lo mejor de esta historia: sin perjuicio de que estén en esa otra categoría, todo indica que además hay BBS PARANOICOS para rato.

domingo, 17 de julio de 2016

Ives Gullé – “Húsar” (2011)

       Se insiste con la idea de que los trabajos mediáticos no siempre son sinónimo de calidad. Muchas veces en lo mediático incide la influencia de los sellos editoriales, el peso específico que ya tenga el artista o la llegada que pueda tener con dichos medios. Pero también un factor determinante obedece al género musical del que se trate. Y en eso, si bien puede notarse menos al haber un cúmulo importante de medios especializados en la materia, por estos lados el metal todavía sigue estando dentro de los estilos marginados. Aquello es algo que no se justifica, pero en este caso tampoco se entiende. Primero, porque no debiese existir tal discriminación hacia ningún artista, pero tampoco se logra dimensionar cómo podría haber falta de interés en medios por un trabajo que no solo se erige como la primera ópera metal realizada en Chile, sino que además se trate de una épica protagonizada por personajes como Manuel Rodríguez, el Húsar de la Muerte, Mariano Osorio y Casimiro Marcó del Pont, líderes realistas en la colonia, Bernardo O´Higgins, el llamado padre de la patria, José Miguel Carrera, José de San Martín y otros que no se habían visto en una obra vinculada al rock. La singularidad del producto al menos debiese haber llamado la atención.

       La mente maestra detrás de la obra es Ives Gullé, músico chileno conocido por su trabajo vocal en Gardenbitch y por su memorable rol de Judas Iscariote en ediciones pasadas del montaje Jesucristo Metalstar, que estuvo trabajando cerca de diez años en la realización del proyecto que, finalmente, pudo llevarse a cabo y materializarse en su registro recién el año 2011, con el apoyo de varios nombres de peso de la escena metal local, siendo así la pieza, además, una buena muestra de lo que los músicos del género son capaces de mostrar. La calidad del producto final deja de manifiesto todo lo anteriormente señalado: se trata de una obra narrativamente muy bien construida y con un desarrollo e interpretación musical impecable, que nada tiene que enviarle a los grandes nombres del metal a nivel mundial ni a trabajos de corte operático de similares características, erigiéndose de esa manera como una pieza singular no solo del metal sino que de la música local, marcando así un precedente que abre caminos en terrenos no explorados con anterioridad.

       Como se señalaba, la obra narra una historia muy intensa que podría llamarse algo así como “la pasión de Manuel Rodríguez”, un personaje importantísimo en la historia de Chile que en cierta forma ha sido considerado de manera secundaria frente a la hegemonía del legado de Bernardo O´Higgins, y que no solo por su encomiable coraje sino que también por decisiones de otros partícipes e incluso el acaso, tuvo que enfrentarse a circunstancias terribles y a un aciago final. Es precisamente en este punto, ya desde el inicio del disco, que luego de la introducción instrumental “Retirada” representando el momento posterior a la batalla de Rancagua, abre con “Condena”, en que puede verse el principal aporte artístico de la placa: lejos de un discurso patriotero, chauvinista o trillado, a la medida de lo que se viene escuchando sin chistar y hace demasiados años desde los más tempranos años de la educación escolar, lo que se propone es plasmar un relato muy humano, en donde no hay héroes impolutos ni villanos execrables, ahondando en una multiplicidad de temáticas y subtramas muchas veces ignoradas en la historia oficial con el fin de higienizar la imagen de los involucrados. De este modo, puede verse la gestación del contraataque criollo gestado en Argentina, “Ejército Libertador”, pero lejos de la idealizada hermandad, se plasma con claridad la inmensa distancia y los irreconciliables conflictos entre, por un lado, Rodríguez y Carrera, y por el otro Bernardo O´Higgins, quien ya se mostraba como un personaje autoritario e inseguro, en parte por su condición de “guacho”, y que amenazaba con hacer fusilar a quien se pusiera en su camino. De hecho, el desarrollo de este personaje, el más idealizado de la historia local, es el que recibe el tratamiento más interesante: desde el influjo que tiene en él la Logia de Lautaro al momento de tomar decisiones, “Logia”, hasta sus preocupaciones respecto al legado que pretende dejar con su obra, pasando por el respeto que a contrapelo siente por Manuel Rodríguez e incluso lo sanguinario de su propia naturaleza, cosa que le recuerda el mismísimo Wekufe en medio de una cruenta batalla, “Guerra”, se presenta a un personaje profundo, con matices muchas veces contradictorios y que choca con la irreal visión que se ha exhibido del mismo en la historia. Es esa otra gran virtud del libreto: además de subvertir la historia oficial, también busca hacerla más creíble gracias a personajes humanizados y con inseguridades, defectos y contradicciones, llegando en esto incluso a transgredir la noción misma del héroe. En la que se erige como una de las mejores canciones del trabajo, “Héroe”, entre otros personajes que se manifiestan, puede verse, por un lado, a Manuel Rodríguez, lejos de la imagen romántica del guerrillero, muerto de frío, tratando de hacer fuego, asustado y llorando a sus muertos, y por el otro a Casimiro Marcó del Pont, gobernador realista, cuestionándose si valió la pena venir al fin del mundo buscando una gloria que al parecer nunca existió. Ambos personajes se emparentan al cuestionar los respetivos roles que fueron llamados a desempeñar en la historia, haciendo ver aquello más como una maldición que como un privilegio. Es ahí donde está la gran virtud del “Húsar” de Ives Gullé: no hay buenos ni malos, no hay generales ostentado laureles de victoria ni villanos derrotados. No hay en verdad amor por la patria ni la corona. Es solo un grupo de personas que fueron llamadas a protagonizar uno de los acontecimientos que determinó el devenir de la historia local, todavía peor, por un precio que nadie les preguntó si querían pagar. O como dice la canción en versos del mismo Marcó del Pont, “sin importar raza, clase o sangre, todos han muerto por sus ideales, nos llamaran héroes o tal vez mártir. ¿Pasado, historia o leyenda?”.

       Sin duda, “Húsar” de Ives Gullé será una obra que envejecerá bien. No solo por ser un tremendo trabajo de rock, excelentemente desarrollado y compuesto, particularmente bien ejecutado, tanto musical como vocalmente, particularmente acertada la elección de las voces para cada personaje, y que innova tanto en la temática para una ópera metal, como por la forma en que trata un capítulo de la historia de Chile, sin discursos baratos y libre de toda la mitología construida en torno al concepto de héroe patrio, sino también porque es un disco sincero, auténtico, visceral a momentos, cargado de nervio y sangre, casi como queriendo recoger los reales sentimientos que doscientos años atrás seres de carne y hueso que se vieron involucrados en estos acontecimientos se vieron forzados a experimentar. Solo el tener una visión dinámica de la historia permite a los pueblos tener una mejor consciencia de su origen, evitar anquilosamientos y así prevenir la repetición de errores. Si un importante paso en ello se pudo dar desde la música, este es un trabajo cuya relevancia solo recién está comenzando a destilarse.

sábado, 9 de julio de 2016

Lady Princesa – “Hora Punta”, “Marichiweu” (2015)

       Una de las razones que motivó la creación de este espacio de reseñas fue la rabia de ver que muchas veces la calidad músical pasa desapercibida bajo el radar del conocimiento público, simplemente por un tema de difusión. Es algo manifiestamente injusto y quedarse en la simple excusa de que en todos lados es así no resulta suficiente. Partiendo porque eso no es cierto: en otros sitios, con mayor desarrollo cultural a nivel global, incluso las escenas más under tienen un cúmulo de medios que se encargan de reseñar y comentar el material producido. Debido a que por estos lados eso no sucede, hay bandas que son invisibilizadas y se produce el correlativo desperdicio de talento. Ejemplo patente de ello es LADY PRINCESA, que con apenas dos canciones que remitieron, dejan de manifiesto una gran propuesta musical. Ahora, lo alarmante es que es una banda como tantas otras que tampoco se conocen y la particularidad que los destaca es que simplemente enviaron su material para reseña.

       Una inteligente combinación de punk rock con las facetas más duras del hardcore, particularmente presente en el fraseo de la voz cantante, es lo que ofrece esta novel agrupación santiaguina que en solo dos canciones ya consigue hacer gala de un sonido bien afiatado, correctamente ejecutado y con un cierto sello autoral que hace que su trabajo, si bien breve, resulte agradable de escuchar y, a la vez, sea una invitación a conocer más.

       "Hora Punta” resulta particularmente interesante porque comienza aceleradísima y cargada de energía, con interesantes juegos de guitarra sutilmente disonantes, pero de pronto se produce un agradable quiebre que vuelve al tema algo más pesado y marchoso, lo que coincide con el apropiado coro, antes de retomar velocidad hacia el final. Son precisamente aquellos cambios de ritmo los que enriquecen y si son utilizados de manera apropiada, pueden hacer que la canción más breve y sencilla cobre originalidad y riqueza. “Marichiweu” en su inicio suena algo más apegada al manual del punk rock, con un bajo rabioso y regurgitante, al que se le unen las guitarras y la batería machacante, pero al igual que en la otra canción, nada más avanzar se producen los quiebres tan típicos del hardcore, derramándose la interpretación en un coro potentísimo, seguido de un funcional solo de guitarra para retornar al clímax de reivindicación de pueblo originario. El tema se marcha con un prolongado acople que cierra una pieza memorable, con pasta de sencillo promocional y con un sonido por partes iguales radical como radial.

       Siempre va a decirse que en los grandes medios están los mejores artistas, aunque todo el mundo sabe que eso no es así. Y está bien, por la razón que sea, si un músico o un artista llegó a las grandes ligas, no cabe más que alegrarse por él, jamás iniciar habladurías o desearle mal porque ello ni aporta en nada a nadie ni mejora la situación del resto tampoco. Sin embargo, sí puede hacérsele la crítica a los medios, y no solo a los grandes sino también a los medianos  y a los chicos, que andan todos tras esos mismos artistas y no se preocupan por mirar a otros lados. No hay que escarbar demasiado. Gente talentosa y trabajando, componiendo, tocando, escribiendo, filmando, fotografiando, pintando, hay por todos lados. Ni siquiera hay que buscar. Solo hay que crear las instancias para mostrar aquel trabajo y difundirlo. Nada más. En los tiempos actuales y con la tecnología jugando a favor hasta se ve como algo simple. Y de hecho lo es, pero es igualmente necesario: solo así se podrá comenzar a evitar que buenas bandas como estas se sigan desperdiciando.

viernes, 8 de julio de 2016

Curasbún – Inmortales (2016)

       El transcurso del tiempo en una banda puede tener múltiples efectos. Sin embargo, dos que son bastante recurrentes son, a saber, o la iteración de la idea que en algún momento le trajo éxito hasta el fin de los tiempos, o el siempre estar tratando de reinventarse, en una interminable búsqueda de la definición sublime del propio sonido que, usualmente, nunca es encontrado. Sin embargo, hay casos en que no se hace ni lo uno ni lo otro. O se hacen ambas cosas a la vez. Es lo sucedido con los locales de CURASBÚN, un nombre de cierta entidad hace ya bastante tiempo dentro de los circuitos street punk y skin antifa que con solo con dos discos bajo oficiales bajo el brazo, “OI DESDE EL TERCER MUNDO” (2002) y “UN SOLO CREW” (2005), ha sabido forjarse un nombre en la escena, que al parecer no tienen la menor intención en reverdecer ni entregar lo que cualquiera hubiese estado esperando de su muy anunciado y anhelado por muchos nuevo trabajo, “INMORTALES”: es un disco que no se parece en mucho a los registros anteriores de la banda ni tampoco suena como la misma, aunque cuidado, eso no necesariamente ha de tener que ver con la calidad musical del trabajo.

       Naturalmente, sí hay elementos comunes que iban a estar presentes, y es que, al ser punk rock duro, se trata de algo punzante y preciso, en donde en apenas treinta y tres minutos se condensa un puñado de canciones breves, directas y bien armadas, aunque superando la estructura clásica de la canción OI, presente en los trabajos anteriores de la banda, y optando esta vez por caminos diferentes. La placa abre con “La ofensiva no te olvida”, una canción que si bien suena algo más emparentada al sonido OI de la banda, con una convicción política marcada, elemento presente en todo el disco, tanto por su progresión como por la manera en que está armada y ejecutada, da a entender desde aquel primer momento que CURASBÚN se aburrió de ser CURASBÚN. Lo bueno es que optaron por ser ahora el CURASBÚN de 2016 y el cambio les vino de perillas. Porque tan solo en la siguiente canción, “Inmortales”, puede apreciarse el “nuevo” sonido propuesto por la banda, presente también en piezas como “No Nominado”, “Barajas”, “Ramiro” y “Nueva Era”, reversión de la banda británica BLITZ y con la colaboración de Álvaro España de FISKALES AD HOK en las voces: algo más marchoso, más pesado en el ritmo, con más cuerpo, algo casi imperceptible a nivel consciente, pero muy presente y que solo viene cuando se ha recorrido lo suficiente para ver las cosas en perspectiva. No es baladí mencionar aquello, puesto que precisamente ese es otro elemento recurrente en el trabajo: la sensación de ya no estar descubriendo el mundo para comérselo y bajarlo con cerveza y peleas callejeras. Se trata ahora de una visión mucho más reposada, más adulta, tal vez algo más cínica, pero es que aquel es el efecto que las cicatrices y lo vivido van dejando en las personas. 

       En el campo de las temáticas y las letras, estas sí siguen algo más aferradas a una tradición clásica del género: como ya se mencionó, hay un alto compromiso político en las mismas, destacando una crítica a las religiones y su influjo en el hombre, “Cual Dios”, la vida en las calles y el costo que aquello implica, “Ahora callejeros”, y, declamaciones de insurrección tanto local como en el continente, “El señor de la muerte”. Se aprecia un avance significativo en la creación de los versos, igualmente mordaces aunque ahora mejor construidos, mejor disparados y por tanto, más efectivos, lo que solo potencia la idea fuerza que proyecta la placa, de manera consciente o no, que se había señalado anteriormente: se trata de un disco hecho por gente ya madura, o al menos con la sabiduría que dan los golpes recibidos. Tal vez debido a lo anterior es que en “Jauría”, la mejor canción del disco, se puede ver todo lo ya reseñado amalgamado en una sola y brillante pieza: un ritmo potente, versos igualmente poéticos como incendiarios, una base instrumental impecable y, hacia el final, un sample con la voz de Malcolm X que aparece de la nada, mutando el ritmo de la canción a una base rítmica y sonora que suena al más callejero rap, creando un momento que empequeñece el corazón y emociona. Una auténtica joya,

       El transcurso del tiempo en una banda, al igual que en las personas, puede tener múltiples efectos. Se puede tener un espíritu más bien precavido y mantenerse siempre en la zona de confort para nunca correr riesgos innecesarios, a tal punto de llegar a considerar los riesgos como innecesarios. También se puede ser un espíritu libre e ir por la vida cambiando casi a diario producto de las experiencias, impredecibles y en todo sentido, llegando al punto de no estar en condiciones de recordar cómo se fue alguna vez. Y está la opción de mantener las convicciones, mostrar las credenciales, confiar en el bagaje de los años, patear la mesa y hacer lo que hizo CURASBÚN: un disco sólido, redondo, compacto y sin mayores puntos bajos, aunque pasando por encima de lo que tuvieran que decir fans, sellos, críticos y todos aquellos inquisidores hijos del posmodernismo y las redes sociales. Por lo mismo, el nombre del disco no pudo haber sido mejor elegido: no cualquiera hace la pirueta y cae de pie.




miércoles, 18 de mayo de 2016

Punkora - Contra el suelo (2015)

     Una de las cosas que define la condición de un artista, sea en el ámbito que sea, es su capacidad de reinventarse y de proponer y ofrecer cosas distintas en vez de seguir exprimiendo la fórmula que inicialmente puede haberle resultado exitosa. Naturalmente, ese camino, aparte de ser más difícil, presenta riesgos que es necesario asumir y frente a los cuales nada puede hacerse. Puede que el cambio no guste al público o la crítica y ante eso se está expuesto sin más. Salir constantemente de la zona de confort y hacer lo que la pulsión autoral mande es lo que define el irreprimible instinto creativo de un artista. Y en PUNKORA eso está, estará siempre y no hay nada que los miembros de la banda puedan hacer al respecto. Se les nota.

     Luego de cuatro años desde su último disco (“LA MENTIRA”, 2011), y algunos problemas con la internación de las copias en vinilo, finalmente aparece “CONTRA EL SUELO”, disco que se presenta como la continuación en la ostensible maduración del sonido de la banda experimentado en la placa anterior. Y es que luego de más de quince años de trayectoria y ya varios discos bajo el brazo, PUNKORA es un nombre que hace ya algunos años se erige como potencial posta de los grandes nombres de la escena local y con este disco viene a confirmar sus credenciales. Sin embargo, como se decía, lo que define el verdadero proceso de hacer arte es siempre reinventar y actuar de acuerdo al impulso creador, definido por las muchas cosas que inciden en el ánimo y la existencia de una persona, en vez de quedarse siempre en la fórmula exitosa. “LA MENTIRA”, una joya de disco, era la fórmula exitosa. Y la banda no la reproduce. Por lo mismo, “CONTRA EL SUELO” es un disco diferente.

     En menos de media hora, la banda hace una suerte de paneo de todo su registro sonoro en términos de bases rítmicas y juegos de guitarra, y de ahí emanan canciones que suenan al PUNKORA de “LA MENTIRA” y se muestran como más convencionales. En ese grupo caben “Tus pesadillas”, canción que abre el disco, “Primero de Mayo”, en que las convicciones políticas de la banda quedan plasmadas de manera clara, “Normal” o “Será el mundo”. Ahí puede verse la esencia de lo que ha mostrado la banda como su sonido característico, tal vez incluso mejorado tanto en la calidad interpretativa como en la producción del disco mismo, mejoras propias y naturales del paso del tiempo. Sin embargo, hay otras piezas como “La Trampa”, “Sin camino” o “Nada”, con una brillante participación de Kamion de FALTAN MONEYS, que si bien suenan en clave de punk rock, aportan con pequeñas variaciones, sutilezas incluso, que aportan en oscuridad, en suciedad, en un halo muy sutil que viene a enturbiar las cosas. Y no es que sea algo negativo, es solo que “LA MENTIRA” es un disco pulcro y parejo, redondo de principio a fin, lo que podría interpretarse tanto como un trabajo compacto, pero del que, por ejemplo, podría decirse que carece de matices. Misma cosa, pero a la inversa, ocurre con “CONTRA EL SUELO”: algunos podrían indicar que hay una suerte de dispersión, por distintos factores, que le quita solidez al disco, que esas variaciones y aditivos funcionan como elementos disociadores más que otra cosa, pero también podría decirse que es una nueva vuelta de tuerca en el sonido de la banda, más complejo, más oscuro y con una visión todavía más pesimista de las cosas, que, considerando cómo está actualmente el mundo, no habría de sorprender a nadie. Finalmente, es un asunto de opinión y gustos, pero lo que queda claro es que la banda optó por no repetir la fórmula exitosa de su placa anterior y buscó algo distinto. Y al igual que en “LA MENTIRA”, en este trabajo hay una canción que se desmarca de las demás por lo memorable de su factura. “El último salto” está inspirada en la historia real de dos personas que, en el ocaso de sus vidas, y agobiados por las deudas con aquellos que tienen todo pero para quienes nunca es suficiente, decidieron subir a la azotea del edificio en que vivían y saltar largándose de la vida. La temática, que no podría ser más contingente, sumado a un tempo contenido y machacante, van fundiéndose y creciendo a medida que la historia se desenvuelve y la rabia se hace presente. Finalmente, en el tercio final, y bajo los versos del mantra insultante y horroroso de los tiempos que corren, “los asesinatos del sistema, los que no le importan a nadie”, repetidos solo sobre la línea de bajo y la batería, la canción aumenta en potencia y furia hasta concluir en su clímax. Sin lugar a dudas, un himno para la generación que vive y sufre la crisis del capitalismo y uno de los más altos momentos del disco.

     “CONTRA EL SUELO” es un disco distinto. No solo a “LA MENTIRA” sino a todo lo que PUNKORA ha hecho antes. Ya nada queda de esa banda de muchachos desenfadados que hacían ruido con canciones pegajosas y algo insolentes. Hoy estamos ante el trabajo de cuatro tipos hechos y derechos, plantados en la vida, con mucha menos fe, menos optimismo, más cicatrices en el cuerpo, aunque con unas convicciones intactas y las cosas todavía más claras. Por lo mismo, a estas alturas, no están para hacer nada más que lo que les salga del corazón al momento de hacer música. “CONTRA EL SUELO” puede agradar más o menos que “LA MENTIRA”, como se señalaba antes, es cosa de opinión y gustos, pero siempre se agradece que los artistas se sigan reinventando porque esa es la principal forma de rebelión y renovación: aquella que se hace sobre uno mismo.

miércoles, 6 de enero de 2016

Punkora – La Mentira (2011)

       Cuando se habla de música de nicho, un tema recurrente son los grandes nombre, esas bandas que suelen ser los números fuertes de las tocatas, aquellas que llevan más años haciendo música, que incluso han conseguido reconocimiento fuera de su respectiva escena y que son a los que se suele echar mano para definir tal o cual estilo musical. En el caso del punk rock, aquello no deja de ser así y los nombres no son un misterio para nadie. Sin embargo, tampoco es misterio que se trata de bandas que llevan ya cerca de veinte o más años de circo, y si bien por fortuna gozan todas de buena salud y no dan indicios de retirada, al momento de hablar de recambio suele hacerse un incómodo silencio. Sin embargo, existe un cúmulo de músicos, no muy numeroso pero presente, que se desmarca del resto de sus congéneres por su calidad y constancia, que también acumulan cierto kilometraje y que pueden ser considerados como candidatos a tomar la posta cuando llegue el momento. Dentro de este grupo, PUNKORA es un nombre que suena fuerte.

       Con ya más de quince años de existencia y varios discos bajo el brazo, PUNKORA ha evolucionando desde ser una banda de corte más lúdico y rudimentario, iniciando la transición con el disco “VAMOS CONCHETUMADRE” (2008) al sonido que ostenta actualmente: punk rock serio, bien ejecutado, lleno de matices, con una profundidad lírica que se aprecia en los cortes promocionales de su más reciente material “CONTRA EL SUELO” (2015). Sin embargo, ese proceso termina de decantar en este disco, un paso decisivo en la carrera de la agrupación, pues es aquí, en “LA MENTIRA” (2011), donde terminan de definir la banda que son actualmente, ostentadora de ese sonido tan propio que puede percibirse hoy en día. Probablemente en el futuro PUNKORA registre muchos otros discos, incluso mejores que este, pero es en este punto donde su propuesta despega de manera adulta, plena y absoluta.

       En apenas veinticuatro minutos “LA MENTIRA” consigue erigirse como un trabajo potente, sólido, macizo, bien pensado, apropiadamente grabado y que se ofrece como un producto de calidad altísima no solo para los estándares de la escena local sino que en términos generales. Los fuegos abren con “Bailando con la fea”, una canción que plasma de manera clara lo que marca el patrón del sonido del disco y de la banda en la actualidad: coloridos juegos de guitarras, un interesante trabajo en los quiebres de batería, celeridad, potencia y la voz cantante, característica y muy carismática, que va disparando los versos como si estuviese declamando ante una multitud. A esta canción le siguen grandes piezas que se han transformado rápidamente en clásicos que la gente corea en las tocatas como “Chica Ramonera”, “Música de Mierda” y la preciosa “Buenos Momentos”. Sin embargo, el disco tiene dos grandes puntos altos que son prueba de lo que ha conseguido la banda en todos estos años. El primero es “Es Mentira”, una brevísima y acelerada canción con pasta de corte promocional que dispara sin pelos en la lengua que todo lo que nos rodea es mentira, que todo es falso, que lo que vemos no es como lo vemos y lo hace de una manera tan brillante que cuesta quedarse impávido. Las guitarras parece son un huracán sónico, la batería invita a hacer air drumming en todo momento y el tema no deja de ir creciendo hasta su mismísima conclusión. Un ejemplo de cátedra de buen punk rock. Sin embargo, gana por una nariz la canción que cierra el disco. “Poder y Control” es un tema atípico para una banda punk. De esos que muchos dirían que no serían capaces de crear. Es una pieza lenta, oscura y que denota rabia contenida, esa que se filtra a las letras que hablan de que “el ser humano es ingobernable por naturaleza”, que “el control no nace de la violencia” y que “no odiamos el sistema porque nos guste odiar, lo odiamos porque nos obliga a ser todo lo que no queremos ser”. Una verdadera joya que cierra la placa a modo de declaración de principios, dura, desafiante, lista a dar la pelea, como manda en este género musical.

       Fiskales Ad Hok, BBS Paranoicos, Los Miserables, Los Peores de Chile, Machuca, por nombrar algunas, son bandas, y músicos, muy queridos en la escena, pero hay que asumir que en algún momento van a decidir dar un paso al lado. Y es legítimo. No se les puede obligar a tocar para siempre solo porque guste mucho su música y no haya nombres que puedan tomar el sitio. Pues si se ha de comenzar a buscar gente para el puesto, sin duda que PUNKORA, luego de haber editado este disco y haber conseguido llegar a tal nivel de calidad, suena con fuerza como una opción más que válida. Las credenciales las tienen de sobra, tienen el suficiente bagaje y, sobre todo, es gente que se nota que cree en lo que hace. Y eso tiene su respuesta por parte del público. Es cosa de verlos en una tocata cualquiera. Esa es la mejor carta de presentación que tienen para el puesto.