Por P
Las comparaciones son inevitables,
y esta no será la excepción… Dinamitar y Seguir de Aroldo de Souza bien podría
ser parte de la siguiente placa de Jirafa Ardiendo si es que hubiesen seguido.
Lo cual no es malo, de hecho se presenta como un buen ejemplo de evolución
musical y compositiva de los músicos de una banda que tuvo sus buenos momentos.
En lo que más se parecen (y en mi caso agradezco) es en esa mezcla de
elementos tomados de distintas corrientes. En el tema se identifican, sobre una
base pop, muchos elementos de psocodelia, algo de jazz y hasta un poco de noise
en las guitarras ruidosas que van llenando los espacios que inevitablemente se
generan entre cada una de las pistas en la verdadera experiencia auditiva en
que se convierte esta canción.
Y a pesar de todos estos
elementos, la canción es etérea… flotante… Como para cargarla en el reproductor
de música y salir a deslizarse sin rumbo entre medio de la gente un día de
invierno a punto de llover, separado del suelo…Y eso es difícil… No la parte de
caminar entre medio de la gente, eso es lo fácil, sino que hacer que una
canción tan llena de sonidos suene como suena ésta y no sobrecargada y
empalagosa (los que saben de cocina concordarán conmigo en que la respuesta al
qué? Cuánto? Cuándo?Cómo?,puede marcar la diferencia entre hacer pan y hacer
engrudo, por ejemplo)… Y cómo no iba a ser así, si en la masterización
intervino Max Scena, que ha trabajado con Soda Stereo, Massacre, Los Pericos, etc.
Bueno, eso también hace que la mano argentina se note.
Desde el punto de vista de la
composición no tengo mucho que decir, menos de la calidad de la interpretación…
Son profesionales, experimentados y se nota. Tanto Alejandro Pino (voz y
letras), y Manuel Mendez (Música y producción), tienen por lo menos 15 años de
trabajo previo. Y no son aficionados en esto de hacer canciones matizadas.
Estructuralmente es lenta, no
leeeenta, pero sí lenta. En cualquier caso no le viene otro tempo (parte
importante de esa sensación de estar flotando viene de eso). Una guitarra
repetitiva en un arpegio disonante durante las estrofas le da un aire casi
crepuscular, como si ese día de invierno fuera particulamente oscuro, aunque
sin que necesariamente por la hora del día, y tampoco por el estado de ánimo.
El coro sigue en la línea
incorporando, en todo caso, más y nuevas texturas musicales, lo cual aporta
para llegar al clímax. Punto aparte merece, al respecto, lo inteligentemente
bien construido de ese aspecto, ya que de lo contrario el tema sería algo mucho
más plano y por lo tanto aburrido.
Otro aspecto que llama la
atención es el uso casi instrumental de la voz
y la letra de la canción. Para gente que a la que gusta de escuchar
letras le resultará un poco chocante, ya que hay que acostumbrarse a la armonía
coral, a la pronunciación y al tono para entenderla, pero a otros no. En lo
particular me gusta el efecto, creo que hacer más clara la letra le quitaría
esa sensación etérea que tanto me gustó.
La canción se me presentó como
una buena oportunidad, primero, de conocer una banda ya extinta, que tuvo sus
buenos momentos y que en mi caso tuvo el buen tino de experimentar e innovar en
un estilo que, para mi gusto tiende a ser monótono y que me cansa rápido al
sonar todo más o menos parecido, mezclando elementos de distintos estilos
musicales, y segundo, de poner en mi radar a esta banda que, más que romper y
“dinamitar” lo que venía haciendo, lo evoluciona y lo pasa a otro nivel,
echándolo a flotar.
Descarga la canción aquí.
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