viernes, 9 de octubre de 2015

Aroldo de Souza - Dinamitar y seguir (2015)

Por P

Las comparaciones son inevitables, y esta no será la excepción… Dinamitar y Seguir de Aroldo de Souza bien podría ser parte de la siguiente placa de Jirafa Ardiendo si es que hubiesen seguido. Lo cual no es malo, de hecho se presenta como un buen ejemplo de evolución musical y compositiva de los músicos de una banda que tuvo sus buenos momentos.

En lo que más se parecen  (y en mi caso agradezco) es en esa mezcla de elementos tomados de distintas corrientes. En el tema se identifican, sobre una base pop, muchos elementos de psocodelia, algo de jazz y hasta un poco de noise en las guitarras ruidosas que van llenando los espacios que inevitablemente se generan entre cada una de las pistas en la verdadera experiencia auditiva en que se convierte esta canción.

Y a pesar de todos estos elementos, la canción es etérea… flotante… Como para cargarla en el reproductor de música y salir a deslizarse sin rumbo entre medio de la gente un día de invierno a punto de llover, separado del suelo…Y eso es difícil… No la parte de caminar entre medio de la gente, eso es lo fácil, sino que hacer que una canción tan llena de sonidos suene como suena ésta y no sobrecargada y empalagosa (los que saben de cocina concordarán conmigo en que la respuesta al qué? Cuánto? Cuándo?Cómo?,puede marcar la diferencia entre hacer pan y hacer engrudo, por ejemplo)… Y cómo no iba a ser así, si en la masterización intervino Max Scena, que ha trabajado con Soda Stereo, Massacre, Los Pericos, etc. Bueno, eso también hace que la mano argentina se note.
Desde el punto de vista de la composición no tengo mucho que decir, menos de la calidad de la interpretación… Son profesionales, experimentados y se nota. Tanto Alejandro Pino (voz y letras), y Manuel Mendez (Música y producción), tienen por lo menos 15 años de trabajo previo. Y no son aficionados en esto de hacer canciones matizadas.

Estructuralmente es lenta, no leeeenta, pero sí lenta. En cualquier caso no le viene otro tempo (parte importante de esa sensación de estar flotando viene de eso). Una guitarra repetitiva en un arpegio disonante durante las estrofas le da un aire casi crepuscular, como si ese día de invierno fuera particulamente oscuro, aunque sin que necesariamente por la hora del día, y tampoco por el estado de ánimo.

El coro sigue en la línea incorporando, en todo caso, más y nuevas texturas musicales, lo cual aporta para llegar al clímax. Punto aparte merece, al respecto, lo inteligentemente bien construido de ese aspecto, ya que de lo contrario el tema sería algo mucho más plano y por lo tanto aburrido.
Otro aspecto que llama la atención es el uso casi instrumental de la voz  y la letra de la canción. Para gente que a la que gusta de escuchar letras le resultará un poco chocante, ya que hay que acostumbrarse a la armonía coral, a la pronunciación y al tono para entenderla, pero a otros no. En lo particular me gusta el efecto, creo que hacer más clara la letra le quitaría esa sensación etérea que tanto me gustó.


La canción se me presentó como una buena oportunidad, primero, de conocer una banda ya extinta, que tuvo sus buenos momentos y que en mi caso tuvo el buen tino de experimentar e innovar en un estilo que, para mi gusto tiende a ser monótono y que me cansa rápido al sonar todo más o menos parecido, mezclando elementos de distintos estilos musicales, y segundo, de poner en mi radar a esta banda que, más que romper y “dinamitar” lo que venía haciendo, lo evoluciona y lo pasa a otro nivel, echándolo a flotar.

Descarga la canción aquí.

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