martes, 14 de noviembre de 2017

Testículos de Jehová – "Principio de la Fuerza" (2017)

             Algo que se dice de manera recurrente, llegando al punto del cliché, es que no se debe juzgar un libro por su portada. Se menciona esto porque ya por el solo nombre que ostenta esta banda podría pensarse, sobre todo si se considera además que su género es el punk y todo lo que el prejuicio sobre eso puede conllevar, que las cosas no van muy en serio. Y más allá de que puede haber gente que considere ofensivo el nombre de la banda, cosa muy legítima aunque eso es tema de otro debate, el asunto es que para muchos eso no daría a  pensar de buenas a primeras que tras “PRINCIPIO DE LA FUERZA” pueda encontrarse lo que realmente contiene.

            Se trata del segundo disco de la agrupación, tras “TARROTERAPIA” (2014), y se trata de esas bandas con las que uno se encuentra de manera constante en tocatas, que a punta de esfuerzo y perseverancia, a veces de abrir fechas y tocar ante públicos no tan numerosos, y a no bajar los brazos han conseguido abrirse un espacio en donde la alarmante falta de recambio en los nombres llamados a tomar la posta de los cabeza de serie augura muchas veces un futuro no tan alentador. Y no por falta de buenas bandas, que las hay como esta y tantas otras, pero que muchas veces no tienen la respuesta merecida de parte de un público que por un lado exige la apertura de espacios a nuevos nombres en las redes sociales, pero al momento de la tocata solo llegan cuando aparecen esos viejos estandartes de los que dicen estar aburridos.

En el sonido del disco no hay concesiones en ningún momento. Se trata de una placa compacta y breve de punk en todas sus variantes, desde ritmos cercanos al hardcore acelerado hasta momentos ramonescos en donde el tempo se acerca más al punk rock algo más reposado, pero en donde la tónica va marcada por guitarras potentes que interactúan muy bien entre sí, una voz intensa y afilada, y temáticas recurrentes dentro del género como lo son las denuncias sociales y los llamados a remecer consciencias. Destacan “Presa fácil” en donde las guitarras suenan como motosierras sónicas y la batería parece sacada de un disco de hardccore ochentero, “Fracturas” que deja entrever el lado más marchoso de la banda, con un punk rock certero, donde la primera guitarra aporta elegancia y da el toque preciso a la pieza, o la oscura introspección de “Al vacío” que mantiene la potencia y la velocidad aunque tratando temas un poco más íntimos y reflexivos, que, guardando las proporciones, recuerda un poco a los BBS PARANOICOS del “FÁBRICAS MÁGICAS”. El disco se cierra de manera brillante con “Sácate una pilsen”, apropiada reversión de “Bonzo goes to Bitburg” de THE RAMONES, aunque con una letra más cercana a la realidad cotidiana local.


Otra extraordinaria banda que sorprende con este tremendo material, compacto, preciso, pero a la vez variado y lleno de matices. Un disco cuya escucha se recomienda encarecidamente, pero también su compra en formato físico, y la asistencia a las tocatas, no pedir pasar por menos del valor de la entrada en las mismas, no exigir que los discos tengan que ser siempre gratuitos y, en fin, que se aprecie la escena y a sus bandas. Porque con reclamar que están los mismos de siempre y cumplir el canon requerido por la corrección en redes sociales no basta. Es necesario un apoyo concreto y real. Es la única forma en que experiencias como lo es escuchar esta placa podrán seguirse dando en el tiempo.


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