PARAONIA
es un nombre de cierto peso específico dentro de la escena punk rock chilena
que remonta sus sonidos a la primera mitad de la década del dos mil. Su sonido
acelerado, ramonesco aunque con ciertas vetas melódicas, sus interesantes juegos
de guitarra y unas armonías vocales características hacen que posea una especie
de marca distintiva que les ha hecho acreedores del mencionado renombre en los
círculos under y que por tanto vuelve aún más interesante el hecho de recibir
un nuevo material de la banda. Sobre todo porque PARANOIA no es una banda de la
que resulte fácil encontrar material, incluso en el océano de contenidos que
desde hace ya varios años se ha transformado internet. Basta con realizar un
par de búsquedas y las respuestas que se pueden encontrar serán muchos links de
descarga rotos y escasas referencias a tocatas de hace ya varios años atrás.
Por eso, recibir algo nuevo de PARANOIA es algo, en particular, atractivo.
“PLANSANTIAGO”
es el nombre del breve material compuesto de cuatro canciones más un track final
de un registro en directo que, desde la sola mención a su título ya deja
entrever un poco las características de las canciones y los conceptos tras las
mismas. Porque se trata de piezas breves, potentes, directas y con temáticas
sencillas y cotidianas, pero no por eso menos relevantes. O terribles. Porque
lo primero que cabe comentar sobre la placa es su primera pista, la que da el
título al material. “Plansantiago” es una canción con una temática que
inicialmente se muestra como evidente, el desastroso sistema de transporte
público de Santiago de Chile, pero que luego comienza a evolucionar y a abarcar
más temas y hacerse más amplio en su alcance hasta llegar a hacerse preguntar
al protagonista de la sufrida letra qué de todo lo terrible que sucede
actualmente es lo que le genera “ganas de matar”. La obra es un ataque directo
a la clase política, representada en particular por la figura de la actual
presidenta, algunos de sus ministros e incluso su hijo que fue protagonista de
un bullado escándalo aun no aclarado y que todavía tiene repercusiones, pero a
la vez es una declaración de principios del ciudadano de a pie que ve con
frustración cómo la vida se le va, nada puede hacer para evitarlo y los
responsables los tiene bien identificados, pero se ven lejanos e impunes, todo
con el “Chile, la alegría ya viene” que todo el mundo conoce bien, como un
deformado telón de fondo. Una joya.
Las
demás canciones del material, “Como quiero”, “Deicidio” y “Maestría”, siguen
más o menos el hilo de la canción principal, no desentonan en el estilo mismo
de PARANOIA ni tampoco son en realidad un bajón de calidad con respecto a cómo
inicia la placa. Sin embargo, este es tal vez el principal punto flaco del
disco: no queda claro si es un Extended Play (EP), un single con más material
de soporte que el de costumbre o un mero adelanto de canciones sin una ilación
concreta. Porque luego que transcurren las cuatro pistas, aparece la quinta
canción con el registro en directo y la orientación en la que iba el trabajo,
de haber existido, se pierde. No es que sea un mal registro, la calidad es
aceptable y como tal funciona, pero no se comprende la decisión de incluirlo,
mucho menos luego de las primeras cuatro canciones de estudio que sonaban más
que prometedoras. Puede haber habido, tal vez, cierto apresuramiento a mostrar
material nuevo y no esperar a registrar el suficiente como para poder hablar de
un disco propiamente tal, o la idea puede haber sido mostrar lo que se tenía a
mano y esto era todo lo que había. Al momento de estarse escribiendo esta
reseña no se cuenta con dicha información y solo se puede dar una opinión luego
de su escucha: material que iba bien encaminado, pero a medio camino, nunca
mejor dicho, quedó truncado y dejando cierta sensación de confusión sobre lo
que se quiso hacer.
Sin
embargo, más allá de lo anteriormente expuesto, y tal vez sería bueno conocer qué
tiene que decir la banda al respecto, PARANOIA sigue sonando a lo que tiene
acostumbrado: canciones simples, rápidas, pegajosas, pero que tienen la
capacidad de brillar e incluso trascender, siendo las mejores evidencias de una
banda con un sonido propio, con una confianza suficientemente afianzada para
mantenerlo en el tiempo y para dejar entrever que la evidente influencia de la
escena argentina de los noventas se percibe, pero la banda solo bebe de ella y
no se limita a replicarla. En cambio, aporta de lo suyo y reinventa los
presupuestos para ponerlos a su favor. Es en eso donde radica la presencia de
una banda hecha y derecha, madura y que está para seguir mostrando grandes
cosas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario