domingo, 27 de diciembre de 2015

A Sangre Fría - Si aún puedes respirar (2015)

       No es infrecuente que en las artes, y en todos los aspectos de la vida, aparezcan productos que son universalmente considerados como de dudosa calidad, pero que consiguen éxito masivo, incluso a nivel mundial, y que producen los igualmente no infrecuentes cuestionamientos de por qué pasó algo así. Usualmente su destino es ser rápidamente devorados por el olvido de este mundo actual regido por la inmediatez, salvo algunas excepciones que se escapan de la regla solo para confirmarla. Pero paralelamente a eso, también se da el caso diametralmente inverso: gente que realiza un trabajo de gran calidad, pero que por distintos motivos, a veces incluso decisiones personales de que así sea, no consiguen llegar a públicos masivos, a grandes audiencias y dejan la sensación de que no existe una correlación apropiada entre el buen trabajo y la respuesta al mismo. Uno de esos casos podría ser A SANGRE FRÍA, que con una trayectoria que comienza por el año 2002, y con ya dos discos editados de manera independiente antes de la aparición del presente material, se muestran como una banda con un sonido depurado, claro y ya definido, con una impronta distintiva más que presente en su obra y que dan la sensación de que su material debiese tener un público más masivo del que pueda tener actualmente. Luego de la escucha de su más reciente material, aquella sensación solo se intensifica.

       “SI AÚN PUEDES RESPIRAR” es el tercer disco de la banda y a estas alturas se nota que nadie está improvisando, que se sabe bien lo que se está haciendo y que el sonido buscado es el que finalmente se consigue en la mezcla final. En nueve canciones, el disco fluye acelerado, colorido y pulcro en la ejecución, tal y como se puede ver en sus dos discos anteriores, “”DISPAROS” (2008) y “DONDE HABITA EL OLVIDO” (2011), pero llevando la fórmula a un estado todavía superior. Porque decir que A SANGRE FRÍA hace punk rock sería ser injusto y simplificar demasiado lo que ofrece en su sonido. Así, en el material, se permean las influencias de los músicos que van, en efecto, desde el punk rock más clásico, pero también recogiendo al de otros géneros llegando incluso a percibirse ciertas trazas de metal o rock más clásico. Sin embargo, ahí está una de los grandes aciertos del disco: suena a A SANGRE FRÍA, con los elementos ya reconocibles de la banda y que venían cimentando en los trabajos anteriores. El recurrente uso del pedal de ataque en la guitarra, las estructuras de acordes, ciertos juegos vocales y la apropiadísima voz principal son marcas registradas que se aplican en cada uno de los tracks haciendo que suenen de una manera reconocible y, lo mejor, en donde cada canción parece ser un universo independiente, con ansias de transcendencia y vocación de himno. En algunos casos resulta mejor que en otros, pero la idea está.

       El disco abre con la potente “Dónde está?” que marca la pauta sobre cómo fluirá todo el ejercicio. Con una potente base rítmica de batería y bajo sobre la cual los juegos de guitarras construyen la línea melódica que terminan de coronar las voces, con letras que hablan sobre lo existencial y el amor, pero sin dejar fuera sentimientos como la rabia y la rebeldía, que son los grandes acercamientos que tiene la banda con el punk. Otros puntos altos los constituyen la brillante “Con reproches” que avanza como un compacto bloque sonoro que aplasta lo que se le cruce, “Próxima estación” que aporta cierta cuota de dramatismo, necesario por cierto, “Desapareces”, una de las canciones en donde mejor se aprecia el sonido propio de la banda, y “En mi ataúd” que con una letra que se mueve entre el desencanto y la resiliencia, aporta con quiebres y matices en canciones que suelen avanzar todas en un tempo más o menos parejo. En menos de media hora, “SI AÚN PUEDES RESPIRAR” se oye fluido y bien pensado, con un apropiado orden en las canciones y parejo en todo sentido, siendo tal vez uno de los pocos defectos del material, solo por hacer el ejercicio de buscárselos, la manera en que suena la caja de la batería, aunque eso podría ser hilar demasiado fino y, además, es más un tema propio de la mezcla y post producción y en caso alguno obedece a un defecto compositivo o interpretativo de los músicos.

       A SANGRE FRÍA sigue firme en sus convicciones respecto a cómo quieren los músicos integrantes que suenen sus canciones. Siguen operando bajo la misma ecuación y eso hace que su sonido pueda identificarse, sobre todo si se hace el ejercicio de retrospección hacia sus anteriores trabajos, pero tampoco se han quedado solo en eso y han ido puliendo y mejorando aquello que ya hacían bien para entregar el que hasta ahora es su mejor material. Si la tendencia se mantiene, los siguientes trabajos que la banda pueda registrar se erigen solo como auspiciosos augurios de una agrupación que debiese tener una acogida mucho mayor de la que hasta el momento ha tenido. Naturalmente, no forzando al público a escuchar cierta música sólo porque es chilena mediante leyes que fuerzan la programación radial, pero sí invitando a fijarse en trabajos como estos. Si de algo sirve la presente reseña y genera interés, la invitación está hecha.

Perfil de bandcamp de la banda



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